Seguro de vida: amar es ocuparse de los suyos

Seguro de vida: amar es ocuparse de los suyos. ¿Qué probabilidad existe que tengamos un accidente de auto, o que nuestra casa se inunde, o se incendie, de contraer una enfermedad grave, o que alguien nos demande o que un huracán nos lleve el techo de la casa? Tal vez su respuesta sea: una en un millón o una en cien mil. ¿Qué probabilidad existe de morir algún día? Me atrevo adelantar que la respuesta más conservadora será: “el 100% de las probabilidades”. Lo interesante de estas dos respuestas lógicas, es que cualquier persona adquiere con naturalidad un seguro de auto, o de casa y, sin embargo, muchos dudarán si deben asegurarse contra lo único que pasará el 100% de las veces: la muerte.
Nadie pone en duda que el drama de perder la vida es inmenso. Para muchos es un tema tabú. Pero a veces, debemos simplificar los hechos para poder analizar un problema determinado. En este caso el seguro de vida.
El seguro de vida funciona muy parecido a una póliza de auto. Imagine que su auto asegurado está parqueado en una esquina y un árbol se cae y lo aplasta. Lo más probable es que después del reclamo, la compañía de seguro se haga cargo y desembolse el dinero convenido para que usted repare el carro o se compre uno nuevo.
En el caso del seguro de vida es igual, si usted está parado en esa misma esquina y le cae un árbol encima y lo aplasta, sus seres queridos, tras reclamar, van a recibir un importante monto de dinero que les permitirá, por ejemplo, pagar la hipoteca. Cuando digo pagar la hipoteca, estoy teniendo en cuenta toda la hipoteca. También les permitirá pagar las deudas que tenga la familia. Insisto, todas las deudas de la familia. Un alivio que les puede facilitar vivir el resto de su existencia sin estrés financiero.
Ahora estará pensando: “Contratar un seguro de vida me costará un ojo de la cara”. Se vuelve a equivocar. Los seguros de vida son bastante asequibles, muchas veces al pagar una prima de alrededor de 100 dólares al mes, somos capaces de asegurar un beneficio de muerte de 300.000 dólares. Claro está, depende de la edad del asegurado, su estado de salud y el monto que desee asegurar. Seguro de vida: amar es ocuparse de los suyos.
No lo piense dos veces y agréguele un nuevo sentido a su vida. Si usted llegara a faltar, tenga la seguridad de que habrá abandonado este mundo, dejando a sus seres queridos con menos obstáculos financieros para cumplir sus sueños.

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